viernes, 5 de septiembre de 2014

Una sensación agridulce...

Amar es como caminar bajo la lluvia, chapotear, saltar sobre los charcos... Pero luego, sin darte cuenta, puede darte gripe, puedes hacerte daño sin siquiera pensarlo. Tal vez la lluvia quiera conciliarse contigo y regalarte un arcoiris que te genere una sonrisa o simplemente seguir su camino, sin importarle nada. 

Pero algo es cierto, no hay nada más hermoso como lo es enamorarse por primera vez... Sentir el apoyo de esa persona, su calor, su alegría, las locuras inventadas por ambos, sentir que el reloj se consume las horas a propósito cuando están juntos y aunque a veces se equivoquen, peleen y hasta se hieran un poco (obviamente lo normal, nada excesivo) sigan avanzando juntos y creciendo como personas, siendo felices, con tonterías quizá de adolescentes; porque es a esta edad en la que uno siente el primer amor, que cabe resaltar no es el primer chico que te gusta, sino el primero con el que vas a las nubes, bajas, te golpeas, te curas, sonríes, lloras, te sonrojas, pero sin importar lo duro que sean los momentos siempre por alguna cuestión terminan hablando, estando juntos. Es esa sensación combinada de ternura de bebé y sensualidad de adultos, porque es en este punto intermedio de nuestras vidas en el que queremos ser grandes y soñamos con nuestro primer amor lograr esas metas, tal vez ilusamente juntos por la eternidad... 

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